¿Y si tus migrañas tuvieran algo que ver con tu mordida?
- Dra. Andrea Castro

- 28 jul
- 3 Min. de lectura
Hay dolores de cabeza que simplemente no se van. Vuelven y vuelven… a veces con una punzada en la sien, otras como una presión insoportable detrás de los ojos. Has probado dormir más, bajar el estrés, dejar el café, tomar analgésicos… y nada. Pero, ¿y si el problema no estuviera en tu cabeza, sino en tu boca?
Aunque suene extraño, muchas migrañas y dolores de cabeza frecuentes tienen su origen en una mordida desalineada. Sí, como lo lees. La forma en la que encajan (o no encajan) tus dientes puede desencadenar una serie de tensiones musculares que, con el tiempo, terminan afectando otras partes del cuerpo: la mandíbula, el cuello, los hombros… y por supuesto, la cabeza.

La conexión entre los dientes y las migrañas
Todo empieza por la articulación temporomandibular, esa bisagra invisible que une tu mandíbula con el cráneo. Cuando tus dientes no cierran de manera armónica —por ejemplo, por una maloclusión, por haber perdido alguna pieza dental, por apretar los dientes durante la noche o incluso por tener una prótesis mal ajustada— esta articulación tiene que trabajar de más.
¿El resultado? Músculos contracturados, inflamación, fatiga… y dolores que se van irradiando. En muchos pacientes, esta tensión constante acaba manifestándose en forma de migrañas, mareos, zumbidos en los oídos o una sensación de pesadez que no se alivia fácilmente.
De hecho, existe un tipo específico de dolor llamado cefalea muscular tensional que se presenta de forma muy parecida a una migraña común. Pero a diferencia de las migrañas clásicas, estas no siempre se relacionan con luces, olores o ruidos. Su origen es más mecánico, más silencioso… y muchas veces pasa desapercibido.
¿Cómo saber si tu mordida podría estar relacionada?
Hay algunas pistas que pueden ayudarte a sospechar de esta conexión:
¿Sientes que tu mandíbula truena, se cansa o duele al masticar?
¿Notas que tus dientes no encajan bien cuando cierras la boca?
¿Sufres de bruxismo (apretar o rechinar los dientes)?
¿Te levantas con dolor de cabeza o rigidez en el cuello?
¿Has perdido piezas dentales sin reemplazarlas?
Si respondiste que sí a una o varias de estas preguntas, es posible que tu mordida esté afectando algo más que tu sonrisa. Y aquí es donde la odontología puede hacer mucho por ti.
¿Qué soluciones existen?
El primer paso es acudir con un dentista que evalúe cómo está funcionando tu articulación temporomandibular y cómo encajan tus dientes. En algunos casos, una férula de descarga bien diseñada puede aliviar la presión y mejorar los síntomas. En otros, puede ser necesario un tratamiento ortodóntico para corregir la posición dental o incluso una rehabilitación con prótesis si faltan piezas clave.
Lo importante es entender que este tipo de dolores no siempre se resuelven con medicamentos… porque el problema no está solo en el sistema nervioso, sino también en la mecánica de tu boca.

No es solo estética: tu mordida afecta tu bienestar
Muchas veces vemos la ortodoncia o las rehabilitaciones dentales como algo estético. Pero detrás de una sonrisa equilibrada, también hay salud. Y en este caso, mejorar la forma en que cierra tu boca puede tener un impacto directo en cómo te sientes cada día.
Porque dormir sin dolor, despertar sin migrañas, trabajar sin esa tensión constante en la cabeza… también es calidad de vida.
Así que la próxima vez que sientas una migraña que no cede, no solo mires al techo o al botiquín. Mira también al espejo. Tal vez la respuesta esté más cerca de lo que crees.








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