Cepillos eléctricos: cómo usarlos correctamente para no lastimar tus encías
- Dr. Cristian Ibarra.

- 13 nov
- 2 Min. de lectura
Hay algo curioso que suele pasar con los cepillos eléctricos: muchos pacientes los compran pensando que van a “limpiar mejor” que un cepillo manual (y sí, en muchos casos lo hacen), pero lo que pocos saben es que si no se usan correctamente, pueden terminar dañando el esmalte o incluso las encías. Así que si recientemente te hiciste con uno o estás pensando en cambiarte a un cepillo eléctrico, vale la pena entender bien cómo usarlo… porque la diferencia está en la técnica, no en la fuerza.

A diferencia del cepillo manual, el cepillo eléctrico hace casi todo el trabajo por ti. Sus movimientos oscilatorios o sónicos eliminan la placa con una eficacia impresionante, pero precisamente por eso no hay que “ayudarlo” presionando demasiado. De hecho, ese es el error más común: pensar que mientras más fuerte cepilles, más limpio quedará todo. En realidad, aplicar demasiada presión puede hacer que las cerdas desgasten el borde de la encía, provocando retracción gingival o sensibilidad dental con el tiempo.
La clave está en dejar que el cepillo haga su trabajo. Solo debes guiarlo suavemente, apoyando el cabezal sobre cada diente durante unos segundos, sin movimientos bruscos ni fuerza excesiva. Lo ideal es dividir la boca en secciones (superior e inferior, por dentro y por fuera) y dedicarle al menos dos minutos en total. Si tu cepillo tiene un temporizador o un sensor de presión, utilízalos: están diseñados justamente para evitar que te excedas.
Otra cosa que suele pasar es que muchas personas se cepillan solo la parte visible de los dientes, olvidando las zonas internas o el borde de la encía. Y ahí es donde realmente se acumula la placa. Colocar el cepillo con un ligero ángulo (unos 45° hacia la línea gingival) ayuda a eliminar la placa sin lastimar el tejido. Además, no olvides cepillar suavemente la lengua: no solo mejora el aliento, también ayuda a controlar las bacterias que se acumulan ahí.
También es importante cambiar el cabezal cada tres meses o incluso antes si las cerdas se ven abiertas. Un cepillo desgastado no solo limpia peor, sino que también puede irritar las encías por el roce irregular. Y por supuesto, recuerda usar una pasta dental adecuada a tus necesidades: si tienes sensibilidad, busca una fórmula suave; si lo que quieres es prevenir la placa, elige una con flúor y agentes antibacterianos.

En pocas palabras, el cepillo eléctrico puede ser un gran aliado… siempre que se use con cuidado. Piensa que la limpieza dental no se trata de “raspar” la placa, sino de removerla con constancia y técnica. Cepillarte con fuerza no hará que tus dientes queden más blancos, pero sí puede hacer que tus encías se alejen poco a poco, dejando las raíces expuestas.
Si notas que tus encías sangran al cepillarte o que se están retrayendo, no lo dejes pasar. Puede ser un signo de que estás usando demasiada presión o de que hay una inflamación que necesita atención profesional. En nuestra clínica podemos orientarte sobre el cepillo eléctrico más adecuado para ti y enseñarte la técnica correcta para mantener tus dientes limpios sin comprometer tus encías.








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