¿Cepillarte más fuerte te deja los dientes más limpios? Spoiler: no.
- Dr. Cristian Ibarra.

- 27 abr
- 2 Min. de lectura
Es uno de los errores más comunes... y más dañinos.Pensar que entre más fuerza pongas al cepillarte, más limpios quedarán tus dientes, es como creer que frotar con lija te dejará la piel más suave. Parece lógico… pero no lo es.
Si alguna vez has salido del baño con las encías rojas, sensibles o incluso sangrando después del cepillado, puede que no sea culpa del cepillo, ni del enjuague, ni de una encía “débil”. Lo más probable es que estés aplicando demasiada presión.
Y aquí viene lo importante: cepillarte con fuerza no elimina más placa… pero sí puede llevarse de paso algo que no debería: tu esmalte.
¿Qué pasa cuando te cepillas con demasiada fuerza?
Ese “entusiasmo” con el que atacas tu cepillo puede provocar más problemas de los que imaginas. ¿Los más comunes?– Retracción de encías (sí, ese efecto donde parece que el diente “se alarga”)– Sensibilidad dental– Desgaste del esmalte– Inflamación o sangrado de encías
Lo irónico es que mientras más fuerte te cepilles, menos eficaz puede ser el cepillado. ¿Por qué? Porque las cerdas se deforman más rápido, pierden precisión y además no llegan bien a los espacios interdentales… donde más placa suele acumularse.

Entonces, ¿cómo deberías cepillarte?
Con cariño (sí, como lo lees).La técnica importa mucho más que la fuerza. Lo ideal es hacer movimientos suaves y circulares, inclinando el cepillo en un ángulo de 45° hacia la línea de la encía. Dos minutos son suficientes. Y si usas un cepillo eléctrico, mucho mejor: algunos incluso te avisan si estás presionando de más.
También importa el tipo de cepillo. Uno de cerdas suaves es más que suficiente para mantener tus dientes y encías sanos (aunque a veces sintamos que mientras más duro, “más limpia queda la cosa”… ese chip hay que cambiarlo).
¿Y si ya notaste daño por cepillado agresivo?
Lo primero es no ignorarlo. Si sientes que tus dientes están más sensibles, si ves que tus encías se retraen o si sangras al cepillarte, agenda una visita con tu dentista. A veces basta con cambiar de cepillo y técnica… pero en otros casos puede ser necesario un tratamiento más específico.

Cepillar no es tallar...
Tu boca no necesita fuerza bruta. Necesita constancia, técnica y cuidado.Así que la próxima vez que te cepilles, recuerda esto: si lo haces con demasiada energía, no estás siendo más limpio… estás siendo más duro contigo mismo (y tu sonrisa no lo merece).








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